Los precios del petróleo subieron el lunes mientras los inversores seguían de cerca la cumbre entre Estados Unidos y Europa centrada en poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania.
Los mercados están siguiendo de cerca la reunión entre el presidente estadounidense Donald Trump y el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky sobre el cese de la guerra con Rusia.
El mundo también espera nuevas reuniones entre Trump y líderes europeos para discutir formas de poner fin al conflicto entre Rusia y Ucrania.
Mientras tanto, los suministros de petróleo ruso a través del oleoducto Druzhba a Hungría y Eslovaquia se detuvieron después de que parte de la red fue objeto de un ataque ucraniano.
En el frente comercial, los futuros del crudo Brent para entrega en octubre subieron un 1,1% o 75 centavos para ubicarse en 66,60 dólares el barril.
Los futuros del crudo Nymex de Estados Unidos para entrega en septiembre aumentaron un 1% o 62 centavos para cerrar a 63,42 dólares el barril.
En un acontecimiento sorprendente, Argentina, la segunda economía más grande de Sudamérica, se ha consolidado recientemente como el tercer mayor productor de petróleo del continente. El auge en la producción de hidrocarburos no convencionales de la formación Vaca Muerta —una de las cinco mayores reservas de esquisto del mundo— está impulsando un crecimiento significativo en la producción de petróleo y gas natural. La empresa estatal de energía YPF lidera el desarrollo de este yacimiento de esquisto, transformándose en una de las empresas energéticas estatales con gestión más eficiente de Latinoamérica. A pesar de su nacionalización en abril de 2012, la producción de hidrocarburos de YPF ha seguido aumentando, a la vez que sus costos operativos han disminuido, lo que ha impulsado considerablemente sus ganancias y rentabilidad.
Tras la adquisición forzada por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner del 51% de YPF al gigante energético español Repsol en 2012, las acciones de la compañía se desplomaron, perdiendo tres cuartas partes de su valor, al verse gravemente dañada la confianza de los inversores. En aquel momento, crecía la preocupación de que los problemas financieros y económicos de Argentina pudieran afectar gravemente a la compañía. Sorprendentemente, ese escenario no se materializó. En cambio, YPF lideró el desarrollo del yacimiento Vaca Muerta, que abarca 8,6 millones de acres. Aunque descubierto en 1927, no se evaluó completamente hasta 2011.
Una de las principales razones del retraso en el desarrollo de la formación fue la reticencia de Repsol a realizar grandes inversiones en exploración en Argentina, debido a las estrictas regulaciones que redujeron considerablemente la rentabilidad. En este contexto, el gobierno decidió nacionalizar YPF para abordar su déficit energético y reducir el cuantioso déficit comercial del país.
Buenos Aires considera desde hace tiempo las reservas de Vaca Muerta como una oportunidad estratégica para reactivar su economía en crisis. Se estima que la formación contiene alrededor de 16.000 millones de barriles de petróleo de esquisto recuperable y 308 billones de pies cúbicos de gas natural, lo que la convierte en el segundo mayor recurso de gas de esquisto y el cuarto de petróleo de esquisto del mundo. También es el mayor yacimiento de hidrocarburos no convencionales de Sudamérica.
Inicialmente, Vaca Muerta se comparó con la formación Eagle Ford de EE. UU. Sin embargo, su extenso desarrollo demostró que rivaliza con los mejores yacimientos de esquisto a nivel mundial, e incluso los analistas la equiparan con la Cuenca Pérmica de EE. UU., el yacimiento petrolífero más grande de Estados Unidos, con una producción de alrededor de seis millones de barriles diarios. Los expertos del sector destacan la alta presión del yacimiento de Vaca Muerta y el mayor espesor de roca, cualidades que la hacen aún más atractiva que muchas formaciones estadounidenses.
Según el Ministerio de Economía de Argentina, Vaca Muerta es la mayor zona productora de esquisto de Sudamérica y una de las principales reservas no convencionales del mundo. En el primer semestre de 2025, produjo un promedio de 449.299 barriles diarios de petróleo de esquisto y 2.800 millones de pies cúbicos diarios de gas de esquisto. Estos volúmenes, sin contar la producción convencional, superan la producción de petróleo de muchos países sudamericanos.
YPF se benefició tempranamente al adquirir los mejores activos en Vaca Muerta en un momento en que las empresas privadas se mantenían cautelosas ante los riesgos de expropiación y la volatilidad económica. Como resultado, la compañía nacional es hoy el principal productor de petróleo y gas en la formación.
Los datos oficiales muestran que, en el primer semestre de 2025, YPF produjo 243.183 barriles diarios de petróleo de esquisto y 695 millones de pies cúbicos diarios de gas de esquisto, un 18% y un 7% más interanuales, respectivamente. La producción total alcanzó los 343.228 barriles diarios de petróleo crudo (71% de esquisto) y 904 millones de pies cúbicos diarios de gas natural (77% de esquisto). Esto significa que YPF representa el 46% de la producción de petróleo y el 29% de la de gas natural de Argentina.
Para 2024, YPF tenía reservas probadas de 1.100 millones de barriles de hidrocarburos, de los cuales el petróleo de esquisto representaba el 78% (854 millones de barriles). Las reservas se dividían en 56% de petróleo crudo, 44% de gas natural y 6% de líquidos de gas natural, con una vida útil total de las reservas de 5,6 años. Se espera que las reservas de Vaca Muerta por sí solas duren 8,3 años. Las reservas probadas de la compañía crecieron un 19% en los últimos cinco años, y las reservas de petróleo de esquisto casi se duplicaron desde 2020. YPF planea invertir $5.000 millones en 2025, incluyendo $3.600 millones para exploración y producción, principalmente en Vaca Muerta, como parte de un plan quinquenal de $36.000 millones que comienza en 2025, con aproximadamente el 80% asignado a exploración y producción. La compañía también tiene la intención de desinvertir participaciones en 16 concesiones petroleras convencionales para centrarse en el desarrollo de la formación de esquisto.
Lo que hace atractiva a Vaca Muerta para las empresas es su bajo precio de equilibrio de 36 dólares por barril, muy por debajo de los costos de producción de los yacimientos convencionales de Argentina (entre 55 y 75 dólares por barril). El costo total de extracción de YPF en el segundo trimestre de 2025 se situó en 15,30 dólares por barril, pero solo 4,60 dólares por barril para sus operaciones en Vaca Muerta. La compañía prevé que este costo se reduzca a 5 dólares por barril para 2027, a medida que realiza la transición a una producción casi exclusivamente basada en gas de esquisto. Su director ejecutivo, Horacio Marín, afirmó que las operaciones de Vaca Muerta de la compañía son rentables con precios de crudo Brent de 40 dólares por barril.
YPF proyecta que la producción alcance los 2,1 millones de barriles de petróleo equivalente al día para 2030, incluyendo 820.000 barriles de petróleo, 1,1 millones de barriles de petróleo equivalente de gas natural y 170.000 barriles de líquidos de gas natural al día. Se espera que alrededor del 48% del petróleo y el 40% del gas se exporten. La compañía también prevé que el EBITDA operativo aumente de 5.300 millones de dólares en 2025 a 11.000 millones de dólares en 2029, duplicando el flujo de caja libre hasta alcanzar los 3.100 millones de dólares.
Este crecimiento ha convertido a YPF en una de las empresas energéticas estatales más importantes de Sudamérica, beneficiándose del auge de Vaca Muerta y la expansión de la infraestructura energética. También representa un logro importante para la economía argentina, ya que contribuye a impulsar las exportaciones y reducir las importaciones, disminuyendo así el riesgo de déficit comercial. Datos gubernamentales muestran que las exportaciones de petróleo alcanzaron los 5.500 millones de dólares en 2024, un aumento del 41 % con respecto a 2023, lo que contribuyó a un superávit comercial de 19.000 millones de dólares, en comparación con un déficit de 7.000 millones de dólares el año anterior.
La mayoría de los índices bursátiles estadounidenses se estabilizaron al comienzo de las operaciones del lunes en medio de la anticipación de un discurso del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, así como de los resultados de ganancias de algunas empresas.
Powell pronunciará un discurso en el que revisará la política monetaria del banco central estadounidense en el simposio de Jackson Hole, al que asistirán varios funcionarios de bancos centrales mundiales.
Los inversores también están esperando los resultados de ganancias de las empresas minoristas estadounidenses esta semana, encabezadas por Walmart y Target, para buscar indicadores sobre la resiliencia del gasto del consumidor en Estados Unidos.
En cuanto a las operaciones, el promedio industrial Dow Jones cayó menos de un 0,1% (equivalente a 17 puntos) a 44.928 puntos a las 16:12 GMT, mientras que el índice más amplio S&P 500 bajó un 0,1% (equivalente a 4 puntos) a 6.445 puntos, mientras que el Nasdaq Composite cayó un 0,1% (equivalente a 29 puntos) a 21.595 puntos.
QNB Group afirmó en su comentario semanal que después de una turbulenta primera mitad de 2025, que vio un fuerte aumento de la incertidumbre sobre los aranceles estadounidenses luego de las amplias medidas comerciales lanzadas por el presidente estadounidense Donald Trump bajo el nombre de "Día de la Liberación", la economía global ha comenzado a adaptarse a un entorno comercial más restrictivo, lo que hace que los economistas e inversores sean más cautelosos.
El grupo explicó que los precios de las materias primas ofrecen señales más claras sobre la demanda global, las presiones inflacionarias y la confianza de los inversores, en comparación con las negociaciones comerciales incompletas. Históricamente, los precios de las materias primas se han considerado un indicador fiable en tiempo real de las tendencias de crecimiento económico. Sus fluctuaciones recientes sugieren expectativas de crecimiento más moderadas, junto con una disminución del riesgo de una inflación descontrolada.
Según el informe, hay tres factores principales que apoyan esta tendencia:
1- Estabilidad en los índices de materias primas: Los niveles se han mantenido muy por debajo de su máximo cíclico de mayo de 2022 y se han mantenido dentro de un rango estrecho desde principios de 2025. Esto refleja la ausencia de indicios de una aceleración excesiva del crecimiento nominal o de una desaceleración brusca que conduzca a una recesión. La disminución de la volatilidad de los precios de las materias primas clave (como la energía y los metales industriales) también refuerza la trayectoria desinflacionaria a pesar de la fuerte caída del dólar estadounidense y los riesgos de inflación a corto plazo derivados de los nuevos aranceles.
2- Ratio cobre-oro: Esta medida, frecuentemente utilizada para medir las expectativas de crecimiento, inflación y apetito por el riesgo, continúa a la baja. Si los mercados apostaran por una agenda procrecimiento e inflación bajo el gobierno de Trump, el cobre, como activo sensible al crecimiento, habría superado al oro como refugio seguro. En cambio, la tendencia actual refleja una postura más cautelosa, en consonancia con una desaceleración moderada y expectativas de inflación estables.
3- Fortaleza del precio del oro: El oro se cotiza actualmente cerca de niveles récord, en torno a los 3330 dólares por onza, un aumento de aproximadamente el 80 % desde el pico de la materia prima en 2022. Esto se debe principalmente al aumento de los riesgos geopolíticos y a la preferencia de los inversores por activos políticamente neutrales. La plata, utilizada tanto como activo monetario como industrial, se había mantenido a la zaga del oro hasta hace poco, pero ha comenzado a subir, lo que indica que la demanda industrial podría haber tocado fondo.
En general, el QNB considera que los mercados de materias primas envían una señal tranquilizadora: una desaceleración moderada del crecimiento mundial con una desinflación continua, lo que equivale a una especie de aterrizaje suave para la economía mundial en medio de condiciones políticas turbulentas.